16 de diciembre de 2010

EL SER Y LA NECESIDAD CULTURAL DE UN NOMBRE A DIOS

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Cuando era chico,  partíamos a la iglesia con mis padres a la misa dominical, mi madre se preocupaba de instaurar un santo respeto por el templo, en la que no nos era permitido estar conversando entre nosotros y reprimir cualquier risotada ante algo gracioso que nos parecía.Era la casa de Dios y ante el se le debía respeto y adoración. Pero al llegar a mi adolescencia intuía, que Dios no era...
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