UNA NOCHE FRIA
Era una noche fría de otoño, el volvía de la facultad, minutos antes de
las 9pm me había llamado para contarme lo feliz que estaba, ya que había
aprobado una materia ,contento me corto el teléfono diciéndome por ultimo que
ya estaba llegando a casa.
Yo simplemente esperaba como toda madre a su hijo para cenar; minutos
después de poner la mesa sentí un golpe en la puerta, fui con la sonrisa puesta
en mi cara y la palabra "felicidades" ya saliendo de mi boca, hasta
que me tope con un policía, me parecía raro ya que no había solicitado sus
servicios; el comisario no me podía mirar a la cara, se saco el gorro negro de
su cabeza y mientras lo apretaba fuertemente con sus manos decía lentamente el
nombre de mi hijo. Ahí fue que lo entendí todo, en solo un segundo ya tenía
toda la cara llena de lagrimas; el comisario me llevo hacia el lugar de los hechos,
que no quedaba ni a 3 cuadras de mi casa.
Lo vi tirado en el piso, corrí hacia el y puse su cabeza sobre mis
piernas, lo abrace con una fuerza incomparable, no sentía su latido, el latido
que sentía siempre al abrazarlo, no sentía el calor de su cuerpo y el ya no
escuchaba mis palabras de aliento...
En la televisión todavía se sigue nombrando lo que nos paso, "Por
no entregar su mochila ,se encontró con la muerte.." eso es lo que ponen
en cada informe.
Que hago ahora? Éramos solo él y yo, nadie más. Me quitaron de mis manos
al fruto de mi vientre, a mi hijo, a la otra parte de mi ser; es inmenso el
dolor que se siente, ya no tengo nada porque luchar.. ya que en este país la
justicia es una utopía.
Me avisaron que, el que robo la vida de mi hijo, ya anda suelto
caminando por las calles como si nada, y ningún policía me escucha ¡¿Que está
pasando?! ¡No se dan cuenta de lo que hacen?! ¡Claro entiendo!, hasta que no les
pase no sabrán lo que se siente, ya que esto no tiene comparación.
Ya paso más de un año de lo que sucedió, hoy es el cumpleaños de mi
hijo, tendría exactamente 22 años. Gracias a Dios encontré a personas que me
apoyan con la muerte de él. Hacemos marchas pidiendo justicia cada mes, pero
nunca tenemos respuestas.
Todavía sigo llorando cada vez que se acerca el otoño, el sonido de las
hojas secas me avisan que se aproxima el dia de lo sucedido. Y en mis sueños
todavía lo veo, su sonrisa de oreja a oreja con sus ojos negros llenos de
pureza y su pelo tan suave como el algodón; en mi cabeza rondan los recuerdos
de su forma de reír, de lo inocente que era para la edad que tenia, de cada vez
que nos peleábamos y que a los segundos venia a mi habitación para abrazarme
como gesto de disculpa, éramos tan unidos..
El dolor que siento en mi corazón no se lo deseo a nadie. A veces me
pongo a pensar en que se encuentra en un lugar mejor, que está lejos de este
infierno que creamos las personas y que descansa en paz; pero me hubiese
gustado que mi hijo hubiera tenido sus metas cumplidas, me gustaría darle mi
vida para que pueda cumplir y acabar con todo lo empezado , pero eso son solo
sueños imposibles. Y ahora lo único que puedo hacer es seguir luchando por el
valor de su vida y algún día haré que haya justicia...