27 de junio de 2009

PARA QUE VIVO

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El fin de semana pasado, murió la abuelita de mi mujer a los 105 años, se llamaba Silveria. A pesar de la Edad, su cuerpo había ganado tantas batallas a través de los años, pero se vació en cuestiones de segundos.

Utilizo este concepto porque esa es la sensación que sentí.
Una mujer madre de varios hijos, siendo ya tatarabuela, con un hijo postrado en cama, que hasta agosto del 2008 seguía cuidando con un amor encomiable, sin dejar de hacer los trabajos de la casa, nadie pensaba que en el termino de su partida, siempre decíamos, hay Silveria para rato.

Mi mujer la vistió y mientras le ayudaba tuve que mover su cuerpo, al que parecía que todavía seguía durmiendo, pero tenía una rigidez y totalmente helado, que me decía que esta no era Silveria.

En cuestión de segundos, ese paso al que le llamamos muerte, le llevo toda elasticidad, la piel cambio perdiendo su real color.
Era la sensación de que algo la estaba abandonando, ese cuerpo que soporto tantos años.
Pensé, como no creer en la vida, la energía, el alma, el espíritu etc., que habita en nosotros y hace coordinar el habla, pensamientos y movimientos.

De hecho Silveria, con su forma de ser apareció en un momento determinado, en un tiempo, espacio y lugar. Apareció por alguna razón y esa razón de ser la fue desarrollando a través de los años.

Me preguntaba si realmente nosotros ¿sabemos cual es la razón por la que existimos?
En esta experiencia podemos ver, si dejamos un poco el trajín diario, como observando nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que somos una vida con movimiento propio dentro de un concierto de vidas y movimientos sostenido por una fuerza vital.

Usted, yo, todos somos partes en movimiento. Somos parte de un complejo sistema. Usted tiene que haber aparecido por alguna razón en este aquí y ahora.

“AL NACER, SE NOS ASIGNA NUESTRA TAREA EN EL CORAZON” JALIL GIBRAN