Esteban Kito Grande, tenia treinta años, docente en la Facultad de Filosofía y Letras. Se volcó de lleno a las ciencias humanísticas, en contraposición con las carreras en la que la matemática suele ser la columna donde se asienta su razón de ser.
Pero el nunca se pregunto el por que, de ese hastío, como una profunda angustia, que sentía cuando tenia que abordar de refilón, algunas operaciones simple que uno usa en la vida, como el sumar y restar para saber cual es mi situación financiera y como proyecto el mes.
Algunas veces para evitar eso, prefería no ir de compra o si lo hacia, compraba según el, todo lo que necesitaba para dos meses, tenia una serie de artilugios para evitar las sumas y las restas.
Cuando tuvo que ir al analista, para resolver una profunda crisis emocional, a raíz de su divorcio, en una de las tantas sesiones de terapéuticas, en uno de sus relatos, llamo la atención del analista, ya que salio a luz sus fantasías de temprana edad.
Le fascinaba el rostro de su maestra, su mirada y su sonrisa. Que por capricho de la vida era un calco de como es su madre. Cuando tenia 8 años, contaba que a su maestra algunas veces le llamaba mama sin darse cuenta.
Su madre, al ser abandonada por su padre, tuvo que salir a la calle a buscar la vida para dar el sustento a Esteban, a raíz de algunas experiencias duras, se volcó a la bebida.
La maestra fue una imagen gravitante en El, y mas si ella le llama la atención por el escaso rendimiento escolar y con notas grave en matemáticas. Ante esta situación el sintió una profunda angustia y desazón. Muy similar ha los que producía su madre en momentos de cólera y ebriedad.
Su maestra se había convertido en su mama sustituta, ya que su madre salía temprano de casa, dejaba todo ordenado para que El se vistiera y fuera a la escuela.
Un día al regresar su madre, vio la nota que su maestra había escrito para su madre.
La madre al ver la situación, le empezó a enseñar hasta las 5 de la mañana, pero más que enseñanzas era una cruel tortura.
La madre, con todo un bagaje de sufrimiento, frustraciones, desilusiones y sin saber las técnicas pedagógicas, de cómo hacer gustar esta disciplina, descargo contra el, cada vez que no entendía los proceso matemáticos lo sometía a fuertes golpiza acompañado con estruendosas vociferaciones, cuando se equivocaba en algunas operaciones.
El con el tiempo remonto sus notas, pero cuenta que no veía la hora de quedar liberado de tal suplicio.
Esteban tenia tan solo nueve años, un niño que su único refugio era su madre, como comprender ese amor, esa agresión y la profunda sensación de culpa, “mi madre tiene razón en pegarme, si yo soy duro para las matemáticas”.
Hay hechos en la vida que siempre va acompañado de una series de sensaciones emociones e imágenes que condiciona y marca para toda la vida
Tenemos a un niño, sufría la ausencia de su madre y cuando estaba, no estaba en condiciones para ejercer su maternidad. Esteban se crío huérfano de amor, proyectando esta necesidad en la imagen de su maestra, sufriendo por partida doble, quiere contentar a su maestra, en ausencia de su madre, ella era un refugio precario, pero era lo único que en ese momento tenia.
Este relato es un prolegómeno a lo que vamos a desarrollar, ver cuan importantes son los condicionantes ante las necesidades humanas, como se desarrolla en un determinado contexto, que termina condicionando la existencia del hombre.
Una madre ansiosa que su niño coma, el niño no le gusta la comida, madre insegura por temor a que, ante la falta de alimentación el niño enfermara, lo obliga a comer forzando, brutalmente, obligándole a abrir por la fuerza, la boca del bebe para que coma, es una violencia fatal.
Después nos preguntamos: el porque de la ansiedad que desarrollamos antes de comer o la aversión hacia determinado alimentos.
La imagen que representa, el representante, las pulsiones que aparecen buscando satisfacción, lo que se reprime por temor a un castigo espantoso, son el condimento de la existencia humana.-
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