
Por mas que deseaba retenerte y que
estuvieras mas a mi lado, mis oraciones intentaba mover cielo y tierra para que te quedaras, pero la
pesadas horas en tu existencia, no te daba respiro, te miraba y el silencio
dejaba que tus ojos hablara, el silencio hería para que me diera cuenta que era
tu hora, tu paso, tu vuelo, te mire y mi alma quedo helada, al ver tu
exhalación, la ultima.

Esos ojos tan particular, tan
perdido en un lugar, en un momento existencial me decían que ya no estaban,
pero como ironía de la vida que aguijonea la realidad ahí estabas a mi lado, ahora
en eterna compañía. Tan solo suspire mire al cielo, crujiendo mi ser dije Dios
mío.
Tan solo quedaba un acto racional y
pensar que no te habías ido a otro lugar, que tan solo estabas ahí, a mi lado,
viendo como mi ser se quebraba de dolor, bajo otras circunstancias desconocida
a mi experiencia, otra forma de vida, tan solo la fe daba a mis ojos la visión
con que mirar. Por que la vida tan frágil, tan eterna, infinita, tan limitada,
tan valiosa, es presencia y pasajera, es ser y no ser, es cambio.
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