
Esteban Kito Grande, tenia treinta años, docente en la Facultad de Filosofía y Letras. Se volcó de lleno a las ciencias humanísticas, en contraposición con las carreras en la que la matemática suele ser la columna donde se asienta su razón de ser.
Pero el nunca se pregunto el por que, de ese hastío, como una profunda angustia, que sentía cuando tenia que abordar de refilón, algunas operaciones simple...