Son las 20:59 hs.,
todos como si fuese un tropel en una carrera hípica, corren para llegar
a la meta, el reloj de salida, cada uno, mas los primeros, ansiosos ven en esa
eternidad de segundos, donde la agonía existencial se hace una realidad
surrealista, cada uno atado a su sentir subjetivo del tiempo, el reloj, el
reloj, tiene preponderancia y todos atados a el.
Ya son 21:00 hs., cada uno alineado por orden de
llegada, si el nos alinea, nos ordena, nos estructura y todos atento como si
escapásemos de una fatal desgracia.
Me pongo los auriculares y navego en mis melodías
elegidas y mi alma surfea en los Molto vivaces, vivaces, andante, es como si mi
ser se sumergiera en la mas profunda abstracción de la realidad, para
encontrarme conmigo mismo, el mundo late en otra esfera y en otro universo
quedo el reloj, la casa de gobierno quedo a oscura, con algunas escasas lámpara
prendida, los lúgubres pasillos dan pasos a la presencia de los fantasmas del
pasado.
No se en que momento pero ya estoy caminando cerca de
casa, ya a lo lejos esta el negrito que me sale a recibir, si los hijos fueran
así, si los seres queridos fuesen así, este perrito que lo encontré en la calle
y le dimos asilo, que fiel que es.
Al llegar veo la vieja puerta que tiene vencido el
marco y al estar cerrada se ve una abertura de 1 cm, pudiéndose vislumbra
dentro de la casa, abro a la par el fiel cuidador, todo esta vacío, en realidad
esta lleno pero no de lo que necesito ver, tus ausencias cotidiana, si tus
ausencia en ese marco geográfico a la cual me acostumbraste con tu imagen, con
tu figura, con tu sonrisa y miradas.
Y no me mata tu partida, era algo inevitable, ya
escrito en los días de mi vida, pero lo que no vi, no aprendí a vivir sin ti.
Mi alma se ve obligada a usar la rotativa de mi imaginación,
recomponer los vacíos, llenarla de ti,
proyectando ese fragmento existencial, que va adquiriendo otros sentidos
y valores a medida que pasa el tiempo, como de a poco mi ser aceptara que tu ya
no estas presente a los ojos, a los sentidos.