14 de abril de 2009

LA VALORACION CEGUERA Y MUERTE

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Había una vez una serpiente que andaba en el bosque, sigilosamente, imperceptible entre el follaje, concentrada en su búsqueda e imaginando previamente el almuerzo, fue interrumpida por una voz que la llamaba. Molesta por tal interrupción, giro la cabeza al lugar donde venia la vos y no encontró a nadie.
Se relajo, retomo de nuevo su concentración cuando de repente “hey torpe, tu cabezota, por aquí”

Ya molesta como teniendo los colmillos llenos, se dio vuelta velozmente y nada.
“heeey cabezota por que no seguís tu mirada por el lomo de tu cuerpo, tarada”
Y al girarse, vio que al seguir su mirada por el lomo, con asombro que era su propia cola la que en forma irónica le hablaba.



Dime una cosa ¿Por qué vas siempre adelante?
La cabeza indignada, mascullando por dentro, esta es tarada o tiene pochocho en la cabeza, ante la pregunta tan estúpida.


Mira, ejemm… creo que si soy la cabeza, debería ir adelante, no en el medio ni atrás. No te das cuenta que tengo ojos, para ver a donde vamos, tengo mi nariz vio, no sabes para que, bueno para que renegar, con el sigo mi presa para cazarla y con mis dientes, “no me interesa si no sabe para que es” arremetió, es para morder, entendiste. Y ya que eres tan despierta, que tienes tú.


La cola medio irrita por la actitud altanera de la cabeza, le contesta, mira por si no te diste cuenta, gracias a mi es que avanzas hasta la presa y gracias a mi puedes cazar y para tu sapiencia te informo que gracias a mi sobrevivimos.


JAJAJAJAJAJAJ, mira vos, no sabia que vos comías, hasta donde yo se, YO SOY LA QUE CASO, YO LA QUE PARALISO A LA PRESA CON MI VENEO, YO SOY LA QUE COMO. TU TAN SOLO LARGAS LOS DESECHOS.


La cola, jajajajajajaj, mira voz, eso es que realmente crees, es que no te diste cuenta, Rápidamente la cola se enrosco en el tronco de un árbol y le dijo a la cabeza, “bueno ahora avanza, veee a atrapar a tu presa, vaya por ahí o por allá, atrape, atrape, el bosque es suyo”


La cabeza arremetió de un empujón hacia delante, pero le resulto imposible generar algún movimiento, lo intento varias veces con más fuerza aun quedando agotada.


Con tristeza, y humillada en su creencia que ella era la parte imprescindible, dijo “de acuerdo, tu ganas, ven conmigo por que te necesito entonces, tenemos que comer”
La cabeza seguía asombrada, nunca se había dado cuenta de ese detalle.


Como quien da una estocada, y preparándose para el golpe final, dijo la cola, “por que no me dejas a mi, ir adelante”
Con una cara disgustada pero como un excelente dramaturgo, sonrió y con mirada dulce asintió la propuesta...

Desde ahora la cola iba adelante y la cabeza arrastrada por el movimiento ciego y frenético iba detrás, hasta que pudo esta avistar a un conejo.
Gritándole a la cola, dijo, mira un conejo.


Adonde dijo la cola, a tu derecha por ahí, y la cola arremetió raudamente, y dijo por favor indícame bien. A tú derecha pero ten cuidado. Contesto la cabeza.
Siguió la cola corriendo y cuando menos se dio cuenta ya estaba al borde de un desfiladero de gran profundidad, cayendo la serpiente en el mismo, muriendo al instante.

Cuantas veces nos creemos importantes por que tenemos:

Determinadas características a la cual valoramos por sobre el respeto de la otra persona.

Un titulo universitario, en la que creemos, que el hecho de ser profesional ya soy superior al resto, los que no llegaron a ese gran logro.

Cuantas veces no valoramos determinadas partes del cuerpo, que esta en pugna con la razón, esta en pugna ya sea: mis piernas, mi nariz, mi cuerpo, mi cara, mi pelo etc. No nos aceptamos, no tomamos conciencia que muchas veces nuestra razón nos hace ver cosas que no soy ciertas.


Cuantas veces discutimos por el mero hecho de ser diferentes.

Cuantas veces no pensamos que las diferencias me tiene que llevar a pensar que los criterios y valoraciones de los otros también son validos, aunque en mi existencia a mi no me ayuda a vivir, pero a los otros si.


Cuantas veces hacemos prevalecer nuestras valoraciones, sobre el dialogo, sobre la comprensión, sobre la aceptación.

Cuantas veces matamos al amor cuando no aceptamos, cuando nos encerramos en nosotros mismos.

En fin este cuestionario puede ser largísimo, pero lo importante, es que relean el cuento y saquen sus propias conclusiones