2 de julio de 2009

EL TEMOR Y LA AVENTURA DE VIVIR SIN ATADURAS

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Cuando era pequeño, me aterrorizaba el dormitorio del medio, ya que en la pared, a la altura del cielorraso, se desprendían tres gotas de pintura blanca, que curiosamente, estas parecían tres dedos que bajaban del techo.
Mis hermanos me decían que eran los tres dedos de la muerte, que estando la pieza a oscura, tomaban vida y mataban. Dos se introducían en los ojos y el tercero en la boca y luego estos jalaban para arriba y le sacaba el alma quedando en cuerpo vacío y frió.
Cuando mis padres estaban trabajando, ellos iban a jugar a la pieza del medio e invitándome a mí, me dejaban solo en ella apagando la luz.
En la oscuridad, el terror se adueñaba de mí, balando como cerdo antes de ser faenado.

Un día me dejaron mas de la cuenta y llore hasta dormirme, cuando mi madre abrió el dormitorio, me encontró dormido en la oscuridad.
Ahí me di cuenta, que esos dedos eran tan solo figuras en la pared y que en realidad no paso nada de lo que mi imaginación me hacia creer.
Comprendí, que el miedo es algo que yo me imaginaba y que siempre, no coincidía con la realidad o con lo que uno espera que ocurra.
El desenlace de la película de terror, se esfumaba con el presente. La imaginación me llevaba a pensar en un futuro de espantoso.
La idea motriz que daba razón a mis temores, me paralizaba. Después con el tiempo, empecé a experimentar otros temores más estructurados, que coaccionan: el temor a un castigo, al transgredir las leyes o preceptos que mis padres nos enseñaban, respecto a la moral y las buenas costumbres.
Así, el temor es como una autoridad superior, representado en la imagen, primero de los padres, la imagen religiosa y las normas o dogmas a la que no hay que transgredir por temor a un castigo eterno, las normas culturales, sociales, autoridad laboral etc.

Siempre respondemos, en algunos casos, hasta en los caprichos del jefe, que tozudamente nos hace realizar una tarea de una forma, sabiendo que el sentido común me esta diciendo, que se lo podría realizar de otra manera mas rápido y eficaz.
Por temor a no entrar en beligerancia con el superior, por temor a no perder el trabajo, soportamos quedarnos a trabajar más horas de lo normal sin recibir el pago de horas extras.
En todas estos ejemplos, no pensamos en nosotros como persona y el temor nos hace que entreguemos como un cheque en blanco al que supuestamente mas que autoridad tiene el poder sobre nosotros.
Primero tenemos que aprender a amarnos a nosotros mismo y pensar que todo lo que hago tiene valor.
Vale todas mis energías puestas en una labor específica y una empresa funciona gracia al esfuerzo mancomunado de los empleados y no por que la empresa es empresa por si sola.

El no tomar determinaciones para vencer a los miedos, es como estar parado frente a una puerta, que es necesario abrir para poder seguir viviendo o vivir mejor.

No tener miedos a los cambios, menos si estos servirán para mejorar mi propia vida. Vencer a las expectativas, que genera la incertidumbre de no saber a ciencia cierta, que nos deparara el destino.

Matar toda clase de supuestos previo a tomar una decisión. Aprender a vivir esa aventura del descubrimiento y el aprendizaje humano que esta experiencia me da. La incertidumbre es un motor, que me tiene que llevar a crecer como persona, conquistar nuevos, espacios, descubrir nuevas formas de realizar algo o el mero trabajo de aprender cosas nuevas en mi vida.

Renunciar a los PRE conceptos, que hemos heredado de la vida.
Cuando sintamos que mi vida es un caos, es ahí donde tengo que tener un corazón aventurero de abrir puestas con nuevas posibilidades. El caos desaparece cuando me pongo en movimiento caminando en la vida buscando lo que anhelamos.

Tener coraje, ya que el miedo o el temor es para los griegos un desvalor, se lo vencía con una fuerza interior al que se lo denominaban VALOR, FORTALEZA.
La virtud (fuerza interior) de la fortaleza es la espada que mata todos los monstruos imaginario que nos detiene.