7 de julio de 2009

LA FUERZA DE UN SUEÑO

0 comentarios
 
A principios del siglo pasado, un pastor llamado Elaeard Bouffier vivía en una zona de los Alpes, cerca de Provenza, tierra desértica azotada por el viento.

En este lugar inhóspito, el Sr. Elaerd tenia su rebaño de ovejas, al cual, las hacia pastar cotidianamente.

En esta extrema desolación, decidió un buen día plantar robles, hayas y abedules, como quien pinta de verde este terreno árido y rocoso.


Por las noches elegía las mejores semillas de cada una de las especies mencionada y al día siguiente caminaba al lugar al que el soñaba con transformar y empezó a sembrar una por una todos los días, horadado el duro terreno.

En 1910 ya había sembrado 90.000 semillas perfectamente ordenadas. Tenia la esperanza que por los menos 15.000 irían a brotar, a pesar de la escasa humedad del lugar.


Pasaron los años e iban saliendo los brotes de las semillas sembradas y aquellos que no prosperaban o no brotaba con mucha paciencia volvía a sembrar.
Pasaron los 15 años y los arbustos ya tenían su misma estatura, el terreno había cambiado por completo.

En 1933, muchos árboles median ocho metros y tras la segunda guerra mundial, ya que esta no afecto a la zona, muchísimo soldados fueron a buscar la paz del lugar, como así los jóvenes y aventureros.


Se realizaron nuevas construcciones, se plantaron huertos y jardines. Una pequeña ciudad nació cobijada por este hermoso bosque. El tórrido viento que le caracterizo al lugar antes de que el Sr. Elaeard Bouffier llegara, había cambiado totalmente. A lo largo de la pradera se sentía una hermosa y fresca brisa.

Todo estos fue posible gracias a la fuerza de voluntad puesto por un hombre visionario, que tenia la seguridad de que, con su fuerza interior podía cambiarlo todo.