19 de julio de 2009

TRAGEDIA EN MOTO

0 comentarios
 
Creo que tenía dos años o tres, era una mañana fría de invierno en la que el sol se quedaba remolonamente debajo de un espeso acolchado de nubes. Antes de que este empezara su caminata, llego a casa, un agente de policía anunciando a mi Madre y a mi tía Mañanita, que su esposo, mi tío Pule (hermano de mi madre), había fallecido en un accidente de moto junto con mi tío Mecho.
A mi tío Mecho, se le decía así por el nombre de Mercedes, el mote en masculino es Mecho y en femenino es Mecha.
En cuanto a mi tío Pule, era un chico fornido, continuamente cuando practiba Boxeo, decía, mira yo tengo polenta, que en el campo la gente la modificaba “pulenta”, y bueno le quedo el mote de Pule.
Como decía, era una mañana fría o con pereza de clarear. Mi tía se quebraba por el dolor y mi madre mas todavía, en esta mañana perdía dos hermanos.
Mi tío Pule tenia una moto Puma de 50 cilindrada, en esa época 1962-3 era una moto veloz, a pesa de ser de poca cilindrada.
Ellos venían de una fiesta de noche, y choco de frente con un camión canadiense, la que venia con un solo faro encendido, quedaron atrapado debajo el camión.
No recuerdo como sigue la historia, ya que todo es muy borroso y confuso, pero si me acuerdo a mi abuela de pie frente al crucifijo mientras rezaba, abrasando a los dos féretros y mi abuelo acompañando en este infernal silencio que muchas veces nos lleva el sufrimiento.
Al otro día a media mañana, mi abuelo carneo un novillo y cerdo para asar. Había que dar de comer a los comensales del dolor.
A mi tía Mañanita, no la ubico en que lugar estaba y a partir de ahí se esfumo de mi vida y nunca mas supe mas de ella. Mis abuelos en total silencio, con una fuerza interior que unía sus corazones desgarrado, no había ningún reproche, lo hecho, hecho esta.
Lo que me resultaba tan grotesco, es como en esa situación de dolor, algunos comían y bebían grotescamente, como si fuera un filme de Fellini.
Mis abuelos y mi madre en su interior, deseaban con ansias que esto terminaran, sentía necesidad de estar solos. No hubo un quiebre, tan solo en la soledad y el silencio, se sentía el sollozo de mi Abuela, Mecho y Pule ahí estaban.