Muchas veces
me pregunte cual es el momento en el que el escritor, comienza a destramar toda
una historia, todo un poema, toda una novela. Cual es el momento originario que
surge o emerge a su consciencia el tema principal, que sensaciones movilizaron
su pensamiento creador, es como un pintor, empieza a pintar la realidad que
vivencia en su interior por medio de las letras.
El es el
dios creador de un universo en la que la existencia, la naturaleza, los seres,
la luz y la tinieblas, el bien y el mal, la angustia y el gozo, la verdad y lo
falso etc, es la medida de su ser, de su experiencia. Pero también es una
realidad que si bien nace se su ser, esta no deja de interpelar, preguntar,
reclamar, donde se crea un dialogo en la que se va buscando la razón por la
cual viven en su creador (escritor) y en
esta retroalimentación entre la criatura y el creador. Este es el dueño del
tiempo y la existencia, de la vida y la muerte de sus criaturas en su obra.
El escritor
tiene esa chispa de eternidad, ese fuego, esa luz que aparece como una
detonación producida por algo. No es que tiene una luz permanente, de lo
contrario estaría continuamente escribiendo, siempre hay algo que evoca, llama
o se hace presente antes del acto creador, hay algo que llama la atención, hay
algo movilizador que llama a la creación.
Siempre hay
desde la profundidad el elemento que al entrecruzarse con la realidad sale a
luz la creación. Mucho hay de pulsión, ya que al crear produce una gran
satisfacción y una gran tensión, pero también hay mucho de figuras inconscientes
en la que su pasado y su presente están en juego.
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