Me despertaron tus pasos
Me despertaron tus pasos,
Suaves, pausados, En la cocina,
Tu presencia me llama A compartir
un desayuno Amor y vida,
Me dije, levántate ánima,
Mueve este cuerpo de este estado,
Ve al encuentro, Vamos despabila,
Fui en paz a tu encuentro
Y ya no estabas en mi geografía.
En la penumbra del comedor,
Un haz de luz, Que hiere las tinieblas,
Y el aroma del desayuno,
Se transformo en olor,
A restos de comida.
No estas allí,
Y mi alma se quiebra,
Ante tu ausencia,
Y me encojo por que
Me sacaron de cuajo,
Tú presencia,
Llevando contigo todo lo nuestro,
Y en vacío, esta el delirio,
De verte y no verte,
Tu voz que muere Cuando te respondo,
Y el duro trabajo de mí Conciencia,
Para dialogar conmigo,
Tan solo comunicarme
Que no estas aquí.
Algunas veces veo,
Que pasas por mi lado,
Siento tu fragancia,
Todo es una locura,
Y no comprendo,
Reacciono y conmigo me Enfado,
Por que no logro superar,
Tu ausencia,
Este delirio me tortura,
Me siento tan desolado.
Cuando Juan decidió salir de casa, llevando en su mochila todos sus sueños, se despidió de los suyos con tanta alegría, que esta era sinónimo de distancia. Así fue, este cristiano cansado de su pueblito, que lo acogió hasta que maduraron sus alas, y como el espacio era reducido para su bitácora de vuelo y como las ganancias para sus sueños no le satisfacían no le quedo otra opción que volar.
Estando lejos de casa los primeros días fueron todo una aventura, pero esta generaba mas adrenalina en la medida que no encontraba lo que el soñaba y buscaba. Dejo atrás todos los consejos de sus seres queridos. En la soledad de su cuarto, más que cuarto era un lugarcito tan pequeño que tan solo entraba una pequeña cama. Toda sus existencia se hizo tan pequeña, que el alma volaba por Belén, Andalgala, no había lugares que su ser no divagara. Pasado el mes sentía una sensación amarga en el pecho. Sentía la ausencia de sus seres queridos pero como todo joven que sus ideales es cuestión de guerra, no aflojaba en las batallas diarias que tenia que librar para conseguir un trabajo. Había enflaquecido mucho, ya sin comer, entro en un estado de desesperación. Se cohibía llamar a sus padres, de escaso recursos y con su promesa que en gratitud el conseguiría un porvenir y volvería para ayudarle económicamente.
Un día ya sin haber pagado la pensión, quedo en la calle, el mundo con toda su indiferencia lo dejo lo hirió de tal forma que un torbellino de amargura y temor se le apodero del alma. Se dedico a mendigar y tomar. Se perdió en las calles del Gran Buenos Aires.
Paso seis meses, y los padres de Juan estaban un poco ansiosos por este silencio respecto al paradero de su hijo. Una tarde llego del pueblo, un policía anoticiándole que su hijo había muerto. La madre hasta el día de hoy reclama "Si el viejo le hubiese impedido ir", pero El era consciente de que Juan ya era un hombre, tenia que hacer su vida.
Estas simples apreciaciones de la vida, en un momento de dolor son tan difíciles que dividen.
Que difícil es tomar conciencia ante el profundo dolor, que ocasiona la ausencia del ser querido. Que difícil es madurar esta ausencia y ser consciente que ya no volverá. Muchas veces los recuerdos son tan fuertes que se trastocan con la realidad.
Que difícil es comprender el dolor por la perdida de un ser querido, y la intensidad de el se debe a determinadas situaciones concretas.
Nos es lo mismo el dolor de la muerte de un padre que estuvo padeciendo una enfermedad terminal. Uno sufre con el dolor de El, hasta llega uno a expresar “DIOS MIO POR FABOR LLEVALO YA, POR FAVOR DIOS MIO QUE DEJE DE SUFRIR”. El hecho de ir acompañando esa lenta agonía, hace de que la vida humana en ese estado, no tiene sentido. La partida es algo lógico, algo razonable que da tranquilidad. Distinto es la muerte de un esposo, en lo que los lasos familiares están bien cimentados. El padre que cuida y protege. El padre que acompaña a sus hijos en los distintos momentos. El padre que es esposo, amigo, novio y amante de la Madre. La partida es un grito de locura, es un grito que no tiene consuelo, es un grito de desprotección, es un grito de inseguridad. Y los sobrevivientes tienen la dura misión de hacerse cargo de los roles que ocupaba. Ahora si el Padre, era una carga familiar, ocasionando sufrimiento a todos, su partida es un alivio pero siempre queda esa sensación de culpa, ¿Por qué no trate de dialogar un poco más? ¿Por qué no fui más paciente? ¿Por qué no me calle en aquellas oportunidades?
Pero el sufrimiento más doloroso es la pérdida de un Hijo, se dice por que va en contra la naturaleza. La vida de un hijo esta cargada de todas las expectativas de los padres. Los padres sueñan con verlos crecer, ir superando todos los desafíos de la vida y verlos realizados como profesionales, como padre. Es una sensación de injusticia, es algo que no debería ser así. Para la madre es como sacarle la vida. El dolor de su partida genera grandes conflictos en la vida de pareja ya que los dos reaccionan de distinta forma ante la ausencia del Hijo.
Exige un gran esfuerzo de dialogo, de comprensión, de aceptar de que no es que uno sufra mas que otro, sino que uno lo expresa de forma diferente. Los hijos que sobreviven tienen que soportar a unos padres que se volvieron protectores ya que al no superar el duelo tiene miedo que esto vuelva a suceder o son descuidados por los padres. Puede darse que los tiempos de la pareja sean distintos, uno tendrá la capacidad humana de aceptar y madurar la perdida y la otra no. Esto trae como consecuencia unas series de trastornos: por ejemplo responsabilizar a la pareja la muerte del hijo.
En cuanto a su vida de pareja, muchas veces las Madres, disminuye su deseo sexual en algunos casos o en otro aumenta, con el deseo inconsciente de tener otro hijo como la ilusión de que, de alguna manera el niño por venir tendrá o será igual que el hijo perdido. También las relaciones sexuales desaparezcan. La mujer puede sentirse incapaz de desear si está triste o enfadada. Esto en el Padre puede ocasionar perturbaciones ya que su sexualidad es más genital y es capaz de separar el deseo de la emotividad. Los padres tendrán que tomas conciencia que no están sufriendo solo, sino que están sus otros hijos o los abuelos y tíos. Lo importante en estos casos no aislarse, por mas doloroso que sea es necesario establecer nuevos vínculos de dialogo, comprensión y aceptación.
Otra experiencia de dolor al que uno no le haya respuesta, es cuando un ser amado se suicida. Este sufrimiento esta cubierto de grandes interrogantes: ¿por qué lo hizo? ¿Podíamos haberlo evitado? ¿Por que no nos dijo que estaba pasando por mal momento? Quizás no lo comprendí etc. etc., y así los interrogantes pueden ser infinitos. De acuerdo a los cánones culturales, si el núcleo familiar es muy religioso, sentirán una determinada vergüenza. Ya que en la iglesia católica, los que se suicidan no tienen la misma despedida que aquel que muere. Incluso en tiempo atrás al suicida no se lo enterraba con la familia o con el resto de la comunidad, sino que iban a fosas separadas. Ya que el suicidio era y es actualmente, catalogado como pecado mortal. Ante estos preconceptos hay que tener en cuenta que nadie se quita la vida por que quiere liza y llanamente. Aquel que lo hace es por que ha perdido sentido su vida. OH Su vida es tan tormentosa, que el suicidio es un camino hacia la paz, es un escapar de esa realidad del sufrimiento sin sentido. Ante los distintos casos de duelo es importante tomar conciencia de la perdida del ser querido, y ante esta situación es importante vivir la vida día a día.
Es bueno tener guardados las pertenencias por un tiempo y luego deshacerse de las mismas, pero hay que tener en cuenta que si ya pasaron mucho tiempo y todavía sigo guardando sus pertenencias es sugerirle que acuda a un terapeuta. Es señal que no hizo el duelo.
Es comprensible que en este proceso de duelo, uno siente dolor de cuerpo, dolor en el alma, una angustia insoportable y un torbellino de pensamientos y POR QUE sin resolver. El pasado se aflora, los sueños rotos de futuro se destruye y un presente inseguro, incierto.
Es necesario manifestar el dolor, no es signo de debilidad como algunos piensa. Si uno siente que no puede manifestar seria necesario ir a un Terapeuta. Es necesario llorar, hace a la salud manifestar los sentimientos. Si no tiene confianza de hacerlo ante los seres mas allegados, por lo menos a solas en su cuarto.
Es necesario ir aceptando que el ser querido ya no esta, y tener conciencia que el duelo en si me enseña y me fortalece. Hace al crecimiento personal, ya que en la naturaleza nada es estático, es un mundo cambiante y ante esta realidad las perdidas son necesarias para nuestra maduración, nadie nació para ser eterno, nadie nació para esta a la par nuestra.
Vemos en estas experiencias humanas un determinado proceso:
RECHAZO: hay una repulsa por querer aceptar la pérdida. Hay una tendencia, a recrear la ilusión de que ya volverá. Se detuvo por razones de trabajo. En casos mas graves, involucionan al pasado encontrando una dirección simbólica, al que se le escribe cartas.
RECONOCIMIENTO: este se manifiesta como una rebelión, una repulsa hacia la dura verdad.
ADAPTACION: es el principio de apertura hacia la vida. La vida sigue y tengo que asumir que el ser querido ya no esta y a mi me toca por lo que queda vivir.
INSEGURIDAD ANTE LA VERDAD: Por el momento se pasa por una etapa de inseguridad, más si la persona tenia una relación excelente con el ser querido.
La ausencia le produce una depresión y abatimiento al saber que ella tiene que caminar sola y aceptar esta realidad. El afrontar y hacerse cargo de algunos roles del ser ausente que hace a la sustentabilidad de su vida.
RECONCILIACION: CON LA VIDA, ES NECESARIO APRENDER A VIVIR DE NUEVO, SIN LA PERSONA QUE HEMOS PERDIDO. La persona empieza a romper el aislamiento.
Una idea que nos puede ayudar es comprender que todo en la vida es un cambio, es un nacer y un morir. Que la vida es un continuo existir y en ese existir hay etapas:
Así como cuando el bebe esta en el vientre de la madre. Esa vida para el bebe es su mundo, esta en paz, lo tiene todo.
Pero cuando la placenta empezó ha envejecer, ese mundo le fue quedando chico y la misma naturaleza le decía que tenia que morir a esa vida. Así es la vida una escuela de muerte y nacimiento. Tenemos que comprender que estamos de paso.
Es necesario de hacerme cargo de mi propia vida y no cargar con la responsabilidad del ser querido que ha fallecido. El ya paso, hoy por hoy la vida me dice que tengo que aprender a vivir de otra forma.
Generalmente el duelo puede durar un tiempo prudencia de 1 a 3 años. Todo depende de los recursos humanos que cada uno tiene. Fe, Esperanza, Resignación, Readaptación a nuevas circunstancias, Ganas de vivir etc. Tengamos en cuenta que el sufrimiento se hace insostenible se debe acudir a un Terapeutas.