
Después de un tórrido día de calor, en la que el sol chamuscaba la piel, cuya sensación térmica rozaba y en algún momento superaba los 48º centígrados.Día en las que las lagartijas de mi barrio, terminaron de broncearse como un caraguay.La humedad ambiente y los nubarrones en el sur, ya hablaban de una gran tormenta, presagiada por el canto de los coyuyos al caer la noche.La lluvia no se hizo esperar...