
Era una noche de bochornoso calor, en la que se incineraba todo intento de un sueño reparador. La ansiedad y el deseo del descanso profundo, que crece con los segundo, transformaba a mi aposento en un infierno.
Decidí ducharme, me levante, paso mi rostro frente al espejo, con los ojos cansados. Ahí estaba mi imagen, ahí estaba tan certera de lo que soy, pero tan distante en mi conciencia....