24 de enero de 2009

PENSAMIENTOS A PASOS LENTOS

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Caminaba por el centro, consustanciado con el ambiente espeso que se siente al caminar, dentro de distintos grupos que vienen y van, movido por distintos intereses, pasan al lado de uno y lo único es intercambiar lacónicas miradas de los distintos rostros del gentío.



Si en los rostros encierra la urgencia, la necesidad, la aflicción o el simple placer de pasear y crear para unos y para otras es la simple necesidad del tener. Si en el centro se ve de todo, como enjambre de abejas, cada una buscando de la vida el néctar que la distensión, como una necesidad ciega y natural para seguir viviendo.

Pero no hay más incertidumbre que la contingencia de los hechos, en la que lo seguro es un fantasma, es una imagen traslucida en la realidad que vivimos y en la que muchas veces resucita por un acto de fe, por un acto de confianza interior.

Esta inseguridad, es la que nos prepara con un alto grado de ansiedad, el caldo de lo URGENTE. Urge que esto sea así y no de otra forma, pero que sea YA. Casi el 80% de lo que urge, es una necesidad producido por accidentes existenciales, pero que no llega a ser esencial.



Lo urgente se contrapone a la necesidad vital para vivir. Como les escribí anteriormente, cuando perdí mi trabajo, había que pagar con urgencia, la luz, el teléfono, el agua, créditos etc.
Ahora ocurre lo mismo, empecé un emprendimiento y me pagaron $ 500. Que hago, para este trabajo necesito la movilidad de todos los días, también comer y bueno es obvio NO ME ALCANZA.

El teléfono mismo es $ 165, con el aumento del 40% en el servicio de la luz tengo que pagar $ 365.40, bueno ahí paremos la procesión, por que el santo quiere descansar como decía mi abuelo.

Muchas veces en la impotencia me acordaba del Sr. Gobernador, de los Gerentes de la empresa de la luz y me amargaba, pero de que sirvió esta actitud, si no la bajaba a mi vida concreta con un reclamo justo.
En fin, estábamos en que el santo quiso descansar.






Si como a todos, me urge pagar el teléfono, la luz, el agua, uyyy los créditos, que onda, todo mal loco, que onda, jejejjejej como dicen los jóvenes ahora. Que vergüenza que los vecinos vean que mi casa esta a la luz del candil.

Cuantos nos hemos amargado o nos hemos enfermado o cuantos en esta urgencia cotidiana, han viajado al mundo del nunca jamás.

Pero todo esto urge, pero que pasa si a esta urgencia la disipo, si, la disipo, desacelero un poco mi existencia, sabemos que la luz es un servicio pero no voy hacer un guiso de electrón para saciar mi hambre. Los que nos hace urgente todo esto es la inseguridad que uno siente en estas contingencias.

Acá hay que parar al santo, para que mee y haga popo, son esas cosas negativa que nos hace sufrir. Lo que transforma mi vida en un infierno, y ante la tensión, el miedo, la impotencia, la desesperación, la mirada lúgubre de la vida, empezamos a tomar el caldo de la angustia y la ansiedad.
Lo que era contingente se transforma por un acto de desesperación en vital. NO PUEDO VIVIR SIN LA LUZ, SIN EL GAS, SIN EL CABLE, SIN EL TELEFONO ETC.

Yo todavía me acuerdo que era chico e iba a vivir a la casa de mis abuelos maternos, en el Timbo Nuevo, ellos como los demás lugareños vivían por una real necesidad vital como la vida misma. Tan simple, tan hermosamente simple, sin necesidades creadas por ellos o por el medio cultural. La necesidad estaba expuesta por la misma naturaleza ¿saben por que? Pues simplemente no había: NO PUEDO VIVIR SIN LA LUZ, SIN EL GAS, SIN EL CABLE, SIN EL TELEFONO ETC., esos NO PUEDO, no existía, tan solo en el acto de interactuar con la naturaleza, existía el puedo lo que la vida misma me dice.

Todo cambio con el progreso, vino la luz, el teléfono, el gas y por que no la televisión. Hasta los lugareños la necesidad murió en lo urgente de las cosas contingente. En la casa de mi abuela vivíamos, día a día, momento a momento en las distintos quehaceres del campo, en el sereno pasar en la que nada nos quitaba la paz, por que tan solo las necesidades vitales era lo que importa, no discuto que era mas sacrificado y lo sacrificado era trabajar un poco mas, para cocinar, para lavar etc., si, se trabajaba mas, pero lo urgente no existía, existía el momento del hacer la tarea en paz.

Un ejemplo más típico es este: antes tan solo nos comunicábamos por medio de cartas y hasta que llegara la carta de la persona amada, en este tiempo de espera, todo transcurría en paz.


Después vino el teléfono, uno salía a la mañana y en el único lugar donde se podía comunicar es en el lugar del trabajo y se esperaba hasta la tarde hasta ver a la familia.

Ahora el celular, urge saber donde esta nuestros hijos cuando salen de casa. Urge la comunicación y algunas veces nos amargamos si no podemos comunicarnos con alguien y parece que es una necesidad hablar, ahora, yaaa, con la persona que queremos, y nos ponemos inquieto si no lo logramos.


En fin, no será necesario desacelerar un poquito nuestras vidas y ver cual es mi real necesidad en el momento presente?.