Las chapas del techo de mi dormitorio rugían, nunca escuche tal sonido, el viento, agarraba a las chapas y no las soltabas, furioso, largaba bramidos, por que no podía desprender ninguna. Yo miraba hacia arriba, y decía “DIOS MIO”.
No sé en que instante me quede dormido, no sé en que instante mis oídos se cansaron del gruñido de este tempestuoso viajero inoportuno. Tan solo quería descansar. Me levanté y encontré el álamo plateado de mi vecino que se quebró en la batalla, pobre, era tan hermoso y costó tanto tiempo a la naturaleza criarlo.
Me senté en un bar, como quien ve el diario y realiza un cronograma de actividades y los lugares más próximos para repartir mi currículum vitae, solicitando trabajo. Cuán importante es encontrar trabajo.
Pero la televisión hablaba de otras cosas, de seres humanos desparecidos por el temporal, otras sin viviendas, ya que quedaron anegadas por el fenómeno metereológico.
Como dicen algunos periodistas, “el meteoro que paso a las 4 de la mañana, dejo un saldo de 250 persona desaparecida etc.”, un meteoro, que le diría mi abuelita Dorotea que era de campo adentro, “que meteoro huna gran siete, si tenis deseo de usar la boca, por que no te así gárgaras de limón, antes de hablar tonteras, ve eso, ahora le dicen meteoro”.
Paso la sudestada (eran las grandes tormentas que venían del sudeste) no, esta palabra no viene de sudor, esta sudestada seria, como te diría, varios negros bañados en sudor y con un olor que te destranca hasta el cerebro. Pero ya paso y la sudestada fue clemente conmigo, puedo caminar en la calle sin ninguna preocupación, sintiendo la humedad del ambiente, con la conciencia que tengo que seguir caminando hasta el caer de la tarde.
Toda la reflexión estaba orientada a las talas de árboles en los montes, el calentamiento ambiental, la sequía y los meteoros que te sorprenden sin darte respiro. Pero nadie nos dijo que la vida es estática y nadie nos enseño que la vida es risa y llanto, frío y calor, saciedad y hambre. Siempre nos hicieron creer, que muchas veces los opuesto a las sensaciones placenteras es castigo como consecuencia de algún mal que el ser humano hace. Pero la vida es así, dos opuesto en una misma realidad.
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