Hay momentos en que la vida, nos regala aquellas sensaciones de inestabilidad, inseguridad económica, inseguridad afectiva, la sensación de que no encajamos en ningún lugar.
Estas vivencias, hacen que nos volvamos, por que no, contestatarios, demandando espacios, afectos, nos sentimos heridos, sentimos que hay un torbellino de sentimientos e ideas en nuestra cabeza.
Pero el hecho de sentarnos, dejarnos llevar por el silencio, regalarnos un tiempo para nosotros mismos, es como si ese huracán desaparece, quedando uno, con uno mismo en silencio, en paz.
Al fin y al cabo, sea cual sea nuestros problemas, nos daremos cuenta con el pasar del tiempo, que las cosas que mas nos plenifica y nos regala esa paz, son las mas simples, como el compartir, regalar una sonrisa, pedir perdón, solicitar ayuda, compartir el te, un café o un mate acompañado por el dialogo donde el silencio es el clima ideal para el entendimiento.
Son estas cosas simples, las que tienen sabor a eternidad, la que están adornadas siempre, de alguna virtud que emana del amor.
Algunas veces buscamos el amor de alguien en particular o buscamos el amor en si, reflejado en el prójimo. Trabajamos y nos esforzamos por crear puentes de unidad, amistad.
Algunas veces, puede ser un miembro de la familia, al que queremos llegar después de tantas peleas, otra, es la profunda soledad del ser humano, que lo lleva a relacionarse y buscar en el otro, una respuesta de proximidad.
Quien no se sintió flechado, atraído por alguien y a su vez, este le rechazaba sistemáticamente, hasta que se dio el encuentro.
Cuantas veces, nos hemos quedado cargados, dentro del ser, el gusto amargo de la decepción, tristeza, impotencia, ansiedad. Con esa impotencia que nos llevo a desear tener en nuestras manos, algún poder mágico que lo solucione todo de un solo respiro, o en últimas circunstancias, el gurú, el PAI, que realiza todas las trabas de corazones.
En cada ciudad de cada país, culturalmente se da estos magos que se ofrecen para ayudar en el tema del amor.
Pero en la ansiedad de buscar al ser amado, a buscar el paraíso perdido, a buscar la riqueza como panacea de toda felicidad, encierra un profundo temor en sus distintas dimensiones. Temor a no ser amado, temor a la soledad, temor a no tener y no ser valorado, pero es el temor.
Y por temor buscamos afuera, pero dentro de nosotros es una bestia rugiente al que no nos atrevemos a enfrentar, esta en la oscuridad y profundidad de nuestro ser.
Estos miedos son frutos de experiencias negativas, traumáticas, que en distintas escuelas psicológicas tienen sus características en cuanto al abordaje y a la conceptualización de la misma.-
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