Uno de las grandes temas que se dio a través de la historia de la humanidad es la LIBERTAD, por mas que filosofemos o razonemos que es, siempre se vuelve a lo clásico, “es el libre albedrío ante un bien o un mal” y que es el libre albedrío, digamos que es la potestad de elegir una cosa y no otra. En el momento de la elección siempre el ser humano tendera a optar por el bien considerado en ese momento, respecto de otras opciones.
Hasta el siglo pasado tan solo se creía que era un don reservado para el hombre, ya que al sentirse con esta capacidad de elección, se creía que estaba circunscripta a El. Los estudios realizados en algunas especies de animales vemos que existe en ello una capacidad “rudimentaria” de elección.
Pero también desde el punto existencial, en todos momentos al hacer una elección hay una fuerza interior, que me dice que tal elección es buena o mala, o que un bien por optar es mejor que otro, como una fuerza que de algunas forma esta condicionando al YO.
Algunas experiencia vivida, anticipadamente experimentamos algún desagrado ante una situación particular, sin conocer a ciencia cierta la causa de la misma, es como una llamada que me esta diciendo, como si fuese otro yo, el intruso que me dice interiormente negar la misma, hasta llegando a producir errores en el dialogo, contradicciones, ausentismos de respuestas, lapsus, inclusos las bromas, las agresiones de distintas especie. Cuantas veces nos dijimos a nosotros mismos, “por que no hable” “yo debería haber hecho tal cosa, no se por que me quede quieto”.
Hasta en las personas, que tiene que elegir un plato de comida, ante una comida desconocida que nunca haya probado, sin esta experiencia previa, al no arriesgar por una eleccion equivocada, taxativamente dice “mmm... esto no me gusta”
Pero también tenemos esta realidad, que el ser humano se inclina a realizarse o a realizar cosas que su corazón desea. El que es amante de la música, seguro que seguirá siendo músico o en su quehaceres lúdicos, como hobby se inclinara por la música, pero en el mundo de las corcheas, blancas, negras ordenadas en escalas musicales habrá también gustos por lo que uno opta, ya sea que le guste música clásica, o dentro de lo clásico sea el blue o el jazz. Etc.
En el caso particular mío, me cuesta aceptar las canciones, o estilo de música, al que por un resquemor invisible no las acepto, me llevo un tiempo de mi vida el ver la raíz de tal rechazo. Cuando era joven, vivía a 30 mts. Del canal norte en el Colmenar, era en esos entonces un barrio muy pobre, frente a mi casa estaba una villa miseria, todos los días ponían cumbia, música de los años 70 y a la par del equipo de música con poderosas bocinas (antes no era común los bafles), estaban los vecinos con un cajón de cerveza sin parar hasta los días lunes o martes. Previos altercados de por medio, cosas de borrachos me decía.
Pero el tema central o mi gran problema en esos momentos, era el estudio, por una parte la presión de mis padres y el impedimento por parte de los vecinos que gratuitamente querían compartir las 24 hs del día su música. Ya si quería leer un libro, se lo hacia con gran esfuerzo. Varias veces decía “ojala se le fundiera el aparato o que venga un corte de luz”. Como deseaba el silencio.
Así en esta inserción a la sociedad que aprende el ser humano desde muy temprana edad, la realiza por medio de la introyeccion o culturización por parte de los padres, por medio de las enseñanzas. En este periodo aprendemos las normas morales, las normas sociales, los gustos, los reproches, las prohibiciones, que a veces son tan fuertes que ante una determinada elección aparece un estado de ansiedad al que no conocemos el origen. Bueno acá empezamos a hablar del lo que es superior al Yo. El disfrutar algo que puedes ser placentero, en muchos casos esta acompañado de prohibiciones que nos inhiben o obstaculizan tal decisión.
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