17 de abril de 2013

EL ESCRITOR, LA PULSION Y SU EXISTENCIA

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Si, desde el momento en que el escritor toma su pluma, lapicera, maquina de escribir, notebook, empieza su acto creador, su acto de expresión, donde trae a la realidad cognoscitiva, nuevos personajes, nuevos paisajes, nuevos mundos,  en la que la palabra, si la palabra, como el demiurgo, impulsa  la actividad del escritor y la saca a luz. Donde la palabra es iluminada por Afrodita, Apolo y Atenea, donde la sabiduría, el amor y la belleza iluminan el ser del lector.
 
El escritor tiene el rayo divino del creador, donde el tiempo muere en la primera oración, todo lo que se crea o se re crea se lo realiza en un paralelismo con la realidad, sale del tiempo, comprometida con los tiempo del que escribe, con lo que se trae del pasado, resuelto o no, con lo que se heredo, con lo condicionante. En esta mixtura existencial, lo escrito es consecuencia de la pulsión, de esa energía psíquica profunda que dirige la acción hacia un fin, descargándose al conseguirlo, y en este dinamismo se entrelaza la experiencia del sujeto.
 

Pero también es una gran verdad que el lector se compromete con esta pulsión, con ese mundo, con la existencia escrita del autor. Acá hay una retroalimentación, tanto el que escribe de algo, es por algo, es un brote existencial paralelo a su propia existencia y el que lee algo re construye el mundo creado por el escritor, esa pulsión por desentrañar en el mundo de las palabras, esa cosa esa res , esa entidad escondida, oculta por el escritor, en una historia, en una  hipótesis, en una reflexión, ahí esta ser develada, reinterpretada por el lector.