15 de diciembre de 2008

PULSION: energía en movimiento

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Los seres humanos y los animales sienten, piensan, aprenden y conocen para adaptarse al medio que les rodea. Pero para adaptarse al medio que los rodea lo hace por medio de pulsiones que busca la descarga. Esta necesidad algunas veces es satisfecha otras veces no y es reprimida.

Se denominan así pulsiones a las fuerzas derivadas de las tensiones somáticas en el ser humano, y las necesidades del ello; en este sentido las pulsiones se ubican entre el nivel somático y el nivel psíquico.



Así como las pulsiones carecen de objetos predeterminados y definitivos; también tienen diferentes fuentes y por ello formas de manifestación, entre ellas: Pulsión de vida o Eros, pulsión de muerte o Thanatos, pulsiones sexuales, pulsión de saber, etc.

Fases (o estadios) pulsionales:

Si vemos objetivamente todos los conceptos utilizado por el psicoanálisis y si al termino pulsión lo tomamos como la energía que da vida, la que da movimiento al todo, y a esa síntesis del todo al que le llamamos ser humano. Si somos el todo por que aparte somos animales y esa energía del que hablamos, se manifiesta a partir de una plataforma o centro de operación que permite que el mismo desarrolle las acciones para la autoconservación. Este desarrollo se va manifestando en distintas etapa de crecimiento en la vida del hombre.

En poca palabras, para la teoría "clásica" freudiana, todas las pulsiones se concebían como derivadas de una pulsión basal (casi totalmente instintiva): la Pulsión de vida, cuyo objeto es la autoconservación del individuo.

Como esta energía que se manifiesta en el sistema nervioso, va marcando el desarrollo del organismo, se manifiesta con distintas características y en distintos sectores del cuerpo y en cada etapa se produce un desarrollo neurológico especifico, a medida que este, se va desarrollando. En este desarrollo interviene factores genéticos. Las partes desarrollada en la que se manifestara la pulsión se le denomina zonas erógenas, es decir zonas en el cuerpo en el que se produce una gran sensibilidad como consecuencia del desarrollo de nuevas estructuras neuronales dando crecimiento al cuerpo del ser humano.




Derivada de la pulsión de vida, es la pulsión por nutrirse, sin embargo las derivaciones más complejas e interesantes son las que aparecen en fases o estadios. Cuando hablamos de fases de pulsión tenemos que tener en cuentas que son procesos o momento en los que el ser humano se va desarrollando, hay toda una estructura neuronal en la que esa energía se desarrolla y da crecimiento fisiológico como a todo ese mundo de los sentidos, sensaciones y emociones en el hombre. Tan solo enumeraremos ya que de ellos ya se hablaron lo suficiente. Estas son las siguientes:

Fase oral: ocurre entre el nacimiento y los 18 meses; la zona erógena casi exclusiva es la boca (el neonato recién comienza a "centrar" su psiquismo en un objetivo: nutrirse. El momento de amamantar mas las caricia de la madre le da una seguridad afectiva y emocional. Al ser contenido mas los arrumaco de su madre comienza el aprendizaje de su individualidad corporal.

Fase anal: entre los 18 y los 36 meses. Debido al desarrollo del control de los esfínteres anales, el o la infante goza al poder tener un cierto primer control de su cuerpo, el de poder retener o expulsar los excrementos.




Fase fálica (o -mejor- uretral): ocurre entre los 3 a 6 años, el niño o la niña pueden en esta etapa controlar sus esfínteres uretrales y será un esbozo anticipatorio de la fase genital. Freud nota que en la fase fálica se da la constitución definitiva (aunque no su terminación, ya que el edipo existe activamente durante toda la vida del sujeto) del edipo de cada sujeto. Período de latencia: entre los 6 años y la pubertad existe una fuerte sublimación espontánea de los sentimientos libidinales, el período de latencia (por razones evolutivas existe para facilitar una integración cultural del sujeto).



Fase genital: Desde la pubertad en adelante, cuando se encuentra ya configurado el edipo; en esta fase se desarrollan y devienen en cada sujeto los intereses sexuales ya determinados ("inclinaciones sexuales" etc.).


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9 de diciembre de 2008
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LA FUGA
Autora: Adela Alvarez Faur
Estan allí, detrás de los árboles. Sé que me esperan.Los presiento con sus impermeables negros chorreando agua y sus pesadas botas ahogando el gemir de la lluvia, que cae mansamente dibujando arabescos sobre el patio de baldosones rojos.
Contengo la respiración tratando de oír algo que me indique que ellos se acercan. Sólo oigo el croar de las ranas y el deslizar de la fina llovizna, que persiste como una marcha fúnebre. Tengo que mantener la calma. Fue un error ocultarme en esta casona, estoy segura que ha sido una trampa urdida por mis perseguidores. Seguramente estarán vigilando las dos únicas entradas, y por las ventanas es imposible huir; todas tienen rejas. Debo elaborar un plan para salir de este caseron infecto de ratas, pero... ¿cómo? No hay teléfono, además, de haberlo no me serviría de nada, no podría llamar a la policía; me buscan por estar implicada en un contrabando. Tampoco podría llamar a mis amigos, porque no los tengo en esta ciudad, donde estoy de paso; si mis enemigos lo permiten será así, de lo contrario en lugar de ser "de paso", sera "perennemente".
En penumbras me deslizo, sigilosamente pegada a la pared. Un gato de porcelana me mira impasible desde el piano, con sus ojos absurdamente abiertos. Me acerco y lo observo a la luz de un fósforo, me parece ridículo en medio del polvo que cubre los objetos, o quizás demasiado blanco y brillante, como si estuviera frotado. No parece habitar permanentemente entre este desorden. La idea me produce un cosquilleo desagradable que me eriza la piel y pone tensos mis músculos. Creo que este lugar se ha transformado en una prisión de donde no podré salir con vida, a menos que agudice toda mi astucia. Mi cabeza es un hervidero de ideas que rechazo constantemente, sin haberlas puesto en práctica.
El péndulo de un viejo reloj traspone el umbral del silencio, estremeciéndome hasta las fibras más hondas.Trato de serenarme, pero las manos me tiemblan. Corro suavemente la cortina tratando de escudriñar en la semipenumbra de la calle. Tiendo el oido. Nada oigo.Es espantoso este silencio, quizás tratan de prolongar mi sufrimiento de esta forma: jugando con mis nervios y destruyéndome de a poco con el horror del miedo. El gato de porcelana sigue allí, impasible, mudo testigo de mi deterioro nervioso. De pronto, me parece que sus ojos brillan, y que sus formas han tomado la proporción de un gigante descomunal, dispuesto a saltar sobre mí. De un salto me arrojo sobre el piano y de un manotón hago volar la estatuilla lejos de mi vista. El ruido que provoca su caída es ensordecedor. Me arrastro hasta un rincón, mientras los ecos se pierden por los largos corredores en sombras. Me culpo por este error que no debí cometer. Los nervios han comenzado a traicionarme y eso es malo; me propongo mentalmente no volver a cometer torpezas. Un silbido rasga el aire poblando el silencio de agoreros presagios; indudablemente es una señal que se pasan entre sí.
Tengo que idear algo para escapar.Quizás consiga treparme al techo por la banderola del baño y desde allí, saltando hacia los árboles vecinos me resultará fácil llegar a la calle antes de que ellos me vean, no imaginarán que yo apareceré por el sector izquierdo, cuando me descubran ya tendré a mi favor muchos metros de ventaja. Si logro correr las tres cuadras que me separan de la estación del ferrocarril sin ser atrapada, me consideraré a salvo. Podré desaparecer entre la gente, o escapar en alguno de los trenes que parten continuamente hacia distintos puntos del país.
Comienzo a poner en práctica mi plan. En silencio,midiendo cada uno de mis pasos, recorro las habitaciones alumbrándome con el encededor. La lúgubre llama que debo encender intermitentemente, hace más tétrico el lugar. Alguna rata cruza en sibilante zig zag, dándome una sensación de repugnancia. Poco a poco consigo arrastrar una mesa hasta el baño. Trepo a ella y comienzo el difícil ascenso hacia el techo. Por más que me estiro no logro alcanzar la banderola que alguien dejó abierta brindándome la posibilidad de la fuga. Con un esfuerzo consigo saltar hasta tomarme de los bordes de la claraboya. Mi cuerpo cuelga como un ridículo muñeco desarticulado. Intento elevarme, pero mis 56 kilos me parecen una tonelada. Siento que se me desgarran los brazos. ¡Caigo! El ruido que provoca mi cuerpo al caer sobre la mesa, es espantoso, es un fragor que se va apagando lentamente, mientras mi agitación crece hasta desesperarme. Contengo la respiración un momento. Otra vez el silencio.
Pero... ¿ por que no actuan? Quizás se divierten, o quieren que enloquezca.
Permanezco un minuto en posición horizontal. Mientras trato de recuperar mis fuerzas, intento el único recurso posible para ahuyentar mis miedos: evadirme de la horrible realidad que parece una pesadilla interminable. Pienso en los amaneceres púrpuras de un verano ardiente. Me imagino junto al mar calcinándome al sol. Pero esto no resulta, no puedo retener las imágenes en mi cabeza. Ahora me veo corriendo hacia el mar con blancos pañuelos en las manos... No, es imposible. Vuelvo a tomar plena conciencia de lo que está pasando. Concentro mi atención en el lastimoso rectángulo de luz que se cuela por el boquete del techo, iluminando el vuelo de un verdoso moscardón que dibuja círculos fantásticos sobre mi cuerpo, hasta que imprevistamente cambia su> rumbo y furioso se estrella sobre un velo de telarañas> que cuelga de un esquinero de la pared vecina. Sus> alas tornasoladas se baten enérgicamente en un intento> de fuga. La lucha del insecto es frenética, agotadora.
Sin saber cómo, nuevamente me encuentro de pie sobre la mesa, pero tiemblo demasiado. Trato de concentrarme y espero que mi cerebro de la orden a mis piernas. ¡Un nuevo salto! Pero sin éxito. No he llegado. Lo intento una vez mas y... ¡Lo consigo! Me aferro a esa única posibilidad. Vuelvo a balancearme y por fin puedo apoyar mis pies a la pared. Me empujo hacia arriba,mis brazos no soportan mi peso, estoy a punto de caer nuevamente, pero en un último y desesperado esfuerzo logro levantarme y asirme por los codos, ¡ya el cielo es mio! La bocanada de aire frio y la lluvia que se posa en mí, silenciosa y pausadamente, tienen el poder de ahuyentar los fantasmas del miedo, que por un momento me dejan respirar libremente. Puedo sacar todo mi cuerpo y me tiendo sobre el techo. Necesito unos minutos. Siento que el corazón se me escapa como un potro enloquecido. Mientras me sobrepongo al esfuerzo, agudizo mi sentido de orientación. Estoy en el sector izquierdo de la casa, ellos estaran vigilando las dos entradas. Pero si logro escabullirme saltando de árbol en árbol, cuando me vean ya tendré cien metros de ventaja a mi favor.
Observo las ramas que caen lánguidamente mientrasaspiro el perfume amargo de los pinos. Cargo de aire mis pulmones y me preparo mentalmente para lo que será mi segundo paso hacia la libertad. Mi plan funciona. Todo es muy rápido hasta llegar a la calle. Me parece un sueño haber escapado de la casa conservando aún mi integridad física.
Un nuevo silbido me estremece. Tal vez ya me han visto. Comprendo que ahora mi salvación depende de mis piernas y comienzo una carrera desenfrenada. Corro. Corro desesperadamente. Quisiera gritar, pero sé que perdería fuerzas y contengo mi impulso. Las luces de la estación ya están muy cerca, pero por un momento parecen desvanecerse ante mis ojos. Siento que mi pecho va a estallar y miles de campanas retumban en mi cabeza. He llegado al límite de mis fuerzas y caigo de bruces. El tiempo parece haberse detenido. Semiinconsciente oigo el silbato del tren, que como un eco doloroso se pierde entre las colinas, entonces la esperanza me da nuevos bríos y me impulsa a seguir mi loca y desenfrenada carrera. Aferrada a esa única posibilidad de vida, consigo llegar. El tren comienza serenamente su marcha a pocos pasos de mí. Me abro paso entre la gente, empujo, atropello. Un hombre gordo y corpulento me lanza una palabrota, en ese momento no sé si me disgusta o me complace, sólo sé que ya estoy a salvo. De un salto consigo treparme al tren que ya está en movimiento. Los pasajeros me miran entre sorprendidos y desconfiados. Comprendo que mi aspecto debe ser desastroso. Me aliso el pelo húmedo y enmarañado. Tratando de dominar mi agitación, ordeno la blusa dentro de mi pantalón. La ansiedad me ahoga, no soporto las miradas y me escurro hasta uno de los camarotes. Está vacío. Apago la luz y me recuesto intentando ordenar mis pensamientos.
Todo me parece demasido irreal, esta loca fuga y... ¿Qué haré en la próxima estación? Pienso que quizás sería mejor entregarme a la policía, antes que seguir huyendo de mis perseguidores. Los goznes de la puerta chillan interrumpiendo mis pensamientos. El haz de luz inunda el recinto, recortando la figura del hombre vestido de negro. De un salto me pongo a la defensiva. El hombre avanza seguido por otro. Un frío me recorre la columna vertebral. Incapaz de actuar, discurro ante la idea de implorar piedad o saltar sobre mis enemigos como un felino, pero enseguida mis ideas se desvanecen como moléculas en el viento; y respondiendo sólo al instinto de conservación, me lanzo como un huracán hacia el ángulo de luz que proyecta la puerta entreabierta, pero no alcanzo a transponer el umbral. El frío caño metalizado se apoya en mi estómago produciéndome un estado nauseabundo. Las aceradas pupilas grises que se calan en mí, son más elocuentes que las palabras, en ellas veo la trágica resolución, que unida al gesto, me hace retroceder por el pasillo hasta llegar a la puerta. Insiste en que siga retrocediendo con el arma disimulada bajo un echarpe de color oscuro. He comprendido su juego, allí abajo me espera el vacio. Quisiera gritar, pero no sale mi grito, todo ha sido inútil. El aire frío golpea mi espalda, mientras el fragor del tren apaga el gemir de las malezas que se doblan espantadas ante ese monstruo de hierro. Un paso más y... ¡Caigo! Mientras el vacío me atrapa, un grito interminable escapa de mi boca, y por fin... despierto, espantosamente aterrada, sobre la alfombra, al lado de la cama.
FIN
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25 de noviembre de 2008

MUERTE DONDE ESTA TU AGUIJON

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Quien no ha vivido una situación, en la que esta al lado del ser amado luchado por seguir viviendo ante una muerte terminal. Nos cuesta comprender y aceptar que la naturaleza es así, nadie nació para ser eterno corporalmente, aunque el bebe al nacer muere a un estado de vida (vientre de la madre), para nacer de nuevo, debiendo pasar por una situación traumática.





Así es la muerte, un cambio y sufrimos por que nos aferramos al ser querido, deseamos por el momento un acto mágico, un acto de fe sin fundamento, que le devuelva la salud, con el deseo inconsciente de eternidad.

Y el enfermo también se aferra, a los hijos, nietos, conyugue y seres querido. El hecho es que el viaje a realizar es de uno, nadie nos acompaña como nadie nos acompaño al nacer, es tan propio. Lo desconocido nos aterra. Pero ahí esta nuestro espanto, el miedo a que? Tan solo es un paso de un estado a otro y si eres agnóstico, bueno es un cambio de energía.

Mi amiga Cristina Zapata de Herrera, siempre nos tenía una palabra de consuelo. A pesar del sufrimiento de un cancer terminal, ella iba a trabajar con un turbante o un gorro que le cubría su calvicie como consecuencia del tratamiento quimio terapéutico. Nunca faltaba esa bella sonriza y la palabra afectuosa y consoladora. Nunca dejo de sonreír hasta el ultimo instante, como burlándose a la muerte y vislumbrando una luz etérea que le indicaba el nuevo mundo.



A mi Amiga Cristina

Quien dice que se apagó
La luz de este bello candil,
! La cera ante su calor,
No pudo resistir ¡
Perenne es su amor
Como perenne su existir.
La flama es eterna,
No un efímero sentir.
Dios piensa en ella,
Es su elixir.

Nadie se atreva pensar
Que todo desapareció,
Todo quedó mustio,
Lo que en su presencia,
Floreció.

Nadie se atreva pensar
Que ya no veremos su figura
En la geografía de su hogar.
Las cosas son del pasado,
Mas su ser ha de perdurar,

Nadie se atreva pensar
Que todo ha terminado,
Quedándose encorvado y
Dolido,
Tan sólo tenemos que aprender
A sentir,
Dónde mueren los sentidos,
Donde se nace al morir,
Donde al ver,
Se aprende ha mirar
Lo que estaba escondido.

Es un dulce pensamiento,
Su presencia se hace notar,
Es como una dulce brisa,
Juega en el rostro,
Y suele refrescar.
Es una presencia viva,
Cuando la suelo llamar.

No tendré su figura,
Su voz, su gestos al
Hablar,
Los sentidos se revelan,
Como queriendo explotar,
Pero la vida no es un sentir,
Lo que se sintió, pasó ya,
Como las cosas que hoy es,
Y mañana no están,

Ella es luz interior,
Que a mi oscuridad suele iluminar.
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22 de noviembre de 2008

CONOCERSE

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CONOCERSE
Cuan importante es de ves en cuando, sorprenderse en el espejo, fisgonearse atrevidamente, como si el que esta al frente es la imagen de mi mismo con el que por primera ves interactuó, como capturando las primeras sensaciones, explorar lo que en mi produce. Ir conociendo su vida, su historia, hacer una caminada conmigo mismo frente al espejo. Hacer las primeras exploraciones de conocerce a uno mismo. Muchas veces somos extraños a nosotros mismos y vivimos con el supuesto ideal de lo que somos. Muchas veces no somos lo que nosotros creemos.


UNA MIRADA

En el espejo
Tantas veces que te vi.
Perdón, cuenta no me dí,
No te había observado,
Soy yo, no me mires asombrado.

Cómo te fue!
Han pasado nueve años
No se porqué, pero
Se te nota cansado
Sigues con la misma mirada
En eso no has cambiado,
El tiempo dejaron sus marcas,
Más no es la misma semblanza
De aquel joven enamorado.

Por favor, no me digas nada,
Veo el manto negro que cubre tu cara,
Por que la cubriste, no lo recuerdo,
Quisiste cambiar de imagen?
Querías que te halaguen?
O ser más bello?

Trata de aceptarte,
Eso te aconsejo,
Los cambios son buenos
Esos los que simientan por dentro,
Y con calma.
Pues el alma de toda reforma
Es la reforma de la propia alma.






Que cosas mas puedo decirme ante
El espejo?
Trataré de tenerme paciencia
Y decidir con calma,
Dentro de unos instantes,
Me rasuraré la barba.‑

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21 de noviembre de 2008

LA EXISTENCIA

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La Existencia

Que sentido tiene mi vida,
Si en cada segundo
Se consume mi cuerpo,
Apostando a cada fatiga
Un goce pasajero,
Que sentido tiene el acumular
Y el deseo de emular,
A otros como yo,
Esclavo del tiempo.

¿ Dónde se llevaron sus
Pertenencias los muertos?




Que sentido tiene el dolor
de la enfermedad,
y la desilución sigilosa
de la mentira,
y cada sentimientos
que en mi corazón anida,
ese crujir del alma sin sentido.
Esa sinrazón que explota adentro,
Hacen brotar lágrimas y rebelion.
Más no entendemos a la gente,
Y de Ellas recibimos incomprensión,
Si todos pasamos por lo mismo
Y todos sentimos, antes
el padecimiento, la aflicción.
Mas buscamos sustentarnos en algo,
Buscamos apoyo, consolación.





Qué sentido tiene mi vida,
Si toda mi existencia
fuera en vano.
Pensar que todo termina,
Con el cuerpo frío e impávido.
Que ser pequeño soy,
si de esta forma
Mi existencia miraría.

Que sentido tiene mi vida,
Si no supiera de dónde vine
y a dónde voy.
me sentiría un enano,
sin sabiduría,
nos faltaría elevarnos
y otros horizontes buscaría,
para llevar esta herencia,
no como una enfermedad
que se contagia
con los roces y el tiempo.






Tan sólo en la quietud
de este momento
me ahorraría las energías.
Y no gritar,
a pesar que todo cambia,
más quiero meditar.

¿ Qué es lo que queda
de todo este pasar?

El dolor, el sufrimiento
y la muerte me limitan,
sin ningún miramiento.
Más yo quiero felicidad,




¿Qué sentido tiene
mi existencia?

Más no todo es fatuidad,
si yo quiero seguir viviendo
¿ Quíen creó el concepto de "eternidad"?
Que sentido tiene mi vida,
si no pensaría,
que algo en mi termina
y algo continuara.
Yo no soy materia
hijo de la naturaleza,
que por amar con mucha rareza
llegado el momento
me querría matar.


que seria mi vida,
si en mi no sintiera
esta dualidad.
por un lado mis pensamientos
y la libertad.
me siento único.
Un ser distinto a los demás.
Alguien penso en mi,
me identifico.
Pensar en la nada es necedad,
ese ser debe ser eterno
y está esperando mi regresar.

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20 de noviembre de 2008

PULSION: la energía primitiva

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Muchas veces nosotros los seres humanos nos vemos atados a los conceptos. Estos no expresan la totalidad de la realidad y se agudiza cuando son traducciones realizada desde otro idioma, donde la riqueza original del sentido mismo del concepto viene de la cultura donde este nace y el momento o el tiempo en el que nace.

Muchos conceptos griegos al pasar al latín y luego pasa a la lengua castellana van perdiendo profundidad en su sentido.


El concepto de alma es un ejemplo, este viene del latin anima que significa soplo, pero no es el termino latino de sufflare (soplar) sino hace referencia al hálito. Es el aliento de vida que hace referencia a la acción creadora del hombre. Es un soplo que da vida, es creador que en griego hace referencia al logos, la forma, el acto, la energía.


A su vez vida significa fuerza o actividad interna sustancial. Vida es un término que viene del latín, siendo su raíz, la palabra VIS que significa fuerza. Ahí la palabra virtud que es una fuerza interior.
Esta fuerza en griego es energía. Energía que tienen todos los seres vivos se mueven gracias a una energía interior que da movimiento al cuerpo.
alma1.
(Del lat. anĭma).
1. f. Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida.
2. f. En algunas religiones y culturas, sustancia espiritual e inmortal de los seres humanos.
3. f. Vida humana.
vida.


(Del lat. vita).
1. f. Fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee.
2. f. Estado de actividad de los seres orgánicos.
3. f. Unión del alma y del cuerpo.
4. f. Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte.
5. f. Duración de las cosas.

Todo movimiento implica cambio y lo contrario a esto es lo estático. Es decir, cuando hay energía hay movimiento y el movimiento esta dado por una necesidad y la satisfacción de esta. Y la idea de movimiento nos trae conceptos como: acto-potencia, acción – reacción, vida – muerte, salud – enfermedad, frío – calor, luz – oscuridad etc., como si estuviese formado por opuestos. Así es el movimiento esta dado por opuestos.

En los seres vivos, se caracteriza por el movimiento sanguíneo realizado por el corazón, y para saber si esta con vida le tomamos el pulso, para ver si hay movimiento en la musculatura del corazón.


Figurativamente para ver si hay energía que mueva al corazón, este movimiento tan indispensable es vida, pero en esos instantes no pensamos en energía. A este movimiento, se le dice pulso, el simple movimiento que realiza la aspiración de la sangre y la expulsión de esta, con una determinada intensidad en el cuerpo. Cuando esta intensidad disminuye decimos tiene la presión baja.
Este movimiento se lo siente como un sonido armonioso como respuesta al movimiento muscular del corazón, a esto se le denomina pulso.

pulsión.
(Del lat. tardío pulsio, -ōnis).
1. f. En psicoanálisis, energía psíquica profunda que orienta el comportamiento hacia un fin y se descarga al conseguirlo.
pulso.
(Del lat. pulsus).
1. m. Latido intermitente de las arterias, que se percibe en varias partes del cuerpo y especialmente en la muñeca.
2. m. Parte de la muñeca donde se siente el latido de la arteria.
3. m. Seguridad o firmeza en la mano para ejecutar una acción que requiere precisión.

Todos los conceptos que estamos tocando, encierra en si una realidad que es energía.

En psicología en el psicoanálisis, el motor de energía psíquica esta dado por el inconciente. De ahí sale la energía que busca satisfacción y en esta satisfacción esta el equilibrio. Esta es la pulsión, este concepto empleado por el psicoanálisis, si bien viene del concepto pulso, este tiene un significado mas profundo es empujar o mover con intención.




Es una energía psíquica que busca un determinado fin. Esta energía al ser psíquica, lo que le da tensión es una idea, y esta es el fin que se persigue, el fin que produce la descarga de dicha tensión o energía contenida, y al descargarse, esta produce placer. Se obtiene lo que se persigue.

Cuando el niño nace, su nacimiento es muy traumático, la vida del niño cambia. Al nacer se lo induce a abrir los pulmones por medio del llanto, El llanto es satisfecha con el abraso de la madre y el amamantamiento. Cada vez que el niño tenga una necesidad, habrá en su interior una tensión y la descarga de esta, produce el placer y la tranquilidad.


A medida que el niño va creciendo, sus necesidades serán distintas, ira creciendo y manifestado lo que tendrá que conseguir.

Toda necesidad esta movido por una tensión. En los instintos que lleva a preservar a una especie viviente, existe uno tan básico como es el hambre. Nace de una energía que busca satisfacción y esta tensiona hasta ser satisfecha, es decir es una pulsión que buscara su satisfacción.

Si esta pulsión es rechazada en su realización, esta vuelve asociada a una imagen que es el fruto de la vivencia del rechazo y esta queda grabada como una experiencia traumática.

Esta energía que buscaba placer al no ser satisfecha, vuelve al inconciente con una impresión negativa.
A modo de ejemplo pasa cuando el niño en su amamantamiento a los ochos mese, este empieza a sentir la irritación o camisón en las encías inflamadas, por que sus dientes empieza a abrirse paso en la carne de la encia, lo que será la membrana peri dental.

El niño, para calmar esta picazón, tiende a apretar las mandíbulas en los pezones de sus madre, la madre dolorida al principio lo alejara del pecho o en el peor de los casos hay madres que retan a sus hijos.

Esta experiencia negativa, hay que tener en cuenta que el bebe no tiene noción de retos, de gritos, de reprimenda. Los que siente es una agresión que produce inseguridad ligada a la actividad de mamar, que a su vez es la alimentación misma. Esta tensión que siente en la boca, busca satisfacción, descanso. Etc es reprimida y vuelve al inconciente pero vuelve con la imagen traumática (el reto de la madre).

trauma.
(Del gr. τραῦμα, herida).
1. m. Lesión duradera producida por un agente mecánico, generalmente externo.
2. m. Choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente.
3. m. Emoción o impresión negativa, fuerte y duradera.


Los seres humanos y los animales sienten, piensan, aprenden y conocen para adaptarse al medio que les rodea. Pero para adaptarse al medio que los rodea lo hace por medio de pulsiones que busca la descarga. Esta necesidad algunas veces es satisfecha otras veces no y es reprimida.


Se denominan así pulsiones a las fuerzas derivadas de las tensiones somaticas en el ser humano, y las necesidades del ello; en este sentido las pulsiones se ubican entre el nivel somático y el nivel psiquico.



Así como las pulsiones carecen de objetos predeterminados y definitivos; también tienen diferentes fuentes y por ello formas de manifestación, entre ellas: Pulsion de vida o Eros, pulsion de muerte o Thanatos, pulsiones sexuales, pulsión de saber, etc.
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