Antes de ir penetrando este bello mundo que encontramos en el corazón del ser humano, a lo que la LOGOTERAPIA quiere abordar con su problemática, les voy a contar un cuento:
María ya había caminado 64 años de su existencia y todavía seguía con su paso sereno, entre los mortales, mientras el ángel le dispensaba energía para ello.
Enterró y lloró a su esposo. Quedaron con el tiempo, debajo de su almohada los recuerdo hermosos, que repasaba uno por uno, noche tras noche, antes de entregarse a la oscuridad de sus sueños. Sus hijas ya eran mayores, madres y esposas a las que les prodigo tanto amor y abnegación, sembrando en ellas la unidad con la semilla de la aceptación mutua.
Su mayor entretenimiento era cuidar a los nietos, con la largueza de la vida de poder compartir con los pequeños sin tener el peso de la educación. Un día estando en la cocina se sintió mal. El ángel le llego y con su espada de fuego corto el hilo de la vida y le dijo “desde ahora María estarás con los tuyos hasta que tu cuerpo se agote definitivamente”, alejándose el ángel, ella se desmayo.
Al volver en si, estaba en el sanatorio rodeada de sus hijas y nietos. Los doctores ya habían solicitado todos los estudios pertinentes y esperaban los resultados. El médico de cabecera pidió hablar con sus hijos por separado, para que la noticia pasara desapercibida a María.
Así fue, sus hijas escucharon el veredicto de los médicos, que subiéndose al trono de la ciencia sentenciaron: María tan solo tiene 4 meses de vida, tiene cáncer avanzado al útero y esta tomando parte de los intestinos.
Todos quedaron sin poder creer, atónitos, con un nudo en la garganta, escuchando acto seguido toda una batería de remedios y tratamientos desde los más sofisticados hasta los más simples y el costo que tiene el seguir viviendo en estas condiciones.
Ellas decidieron discutirlo en la casa materna, como si fuera dueña u dispensadora de la libertad de María, le organizaron la vida de tal forma, que por sortilegio que el final fuese tan suave como cerrar lentamente un grifo de agua.
Chela, su hija mayor se quedo con ella para hacerle compañía por la noche, María conocedora de las almas de sus hijas, intuía con una límpida transparencia lo que ocurría. Con una sonrisa y una mirada dulce que traspasaba el corazón de Chela, pregunto: ¿hija que dijeron los Médicos?, como quien lanza una pregunta, con la pericia de un hábil pescador, esperando que el pez se lanzara sobre la mosca. El silencio lo dijo todo, sin herir a la suave brisa que entraba por la ventana de la sala en donde estaba. Chela le devolvió una mirada dulce y una lagrima que corría por su mejilla. Todo estaba dicho. Aquella noche María no durmió.
El sol salio de nuevo, y entraba atrevidamente a lo largo de la sala, era un sol distinto, que le anunciaba que le quedaba un día menos. Su alma se aferro tanto, saco unas madejas de sentimientos y justificaciones de su corazón, para tejer el hilado mas precioso con la finalidad de retener a sus seres queridos a su alrededor.
Se sintió segura por un tiempo corto, al ver como caía su pelo después de varios tratamientos químicos, no soporto. Acepto su enfermedad y decidió vivir, por lo poco que quedaba consagrada a sus nietos. Por medio de ellos, compañeros de largas caminatas afloraron de su corazón todas las cosas que durante la vida quiso hacer, no animándose, no amándose, no dándose así misma una oportunidad.
Pasaron los días, los meses y los años. Ahora María tiene 84 años, los médicos todavía siguen asombrados. El ángel al ver que María había descubierto el verdadero sentido de su existencia, anudo el hilo de la vida por un tiempo más.-
Quizás lo que más nos cuesta, es aceptar que el sufrimiento es tan natural como el mismo respirar.
María en su etapa, paso por varias situaciones, primero por momentos muy amargos, la noticia que algo la limitaba y que no había forma de eludir. La sombra de la muerte, lo desconocido, desaferrarse a los seres queridos.
Ahí estaba el sufrimiento (del latín sufferre), estaba aferrada a sentimientos tan profundos, cuya raíz de todo ello es el miedo a perder todos sus afectos.
Costo mucha fuerza interior para aceptar y realizar ese paso, pensar en ella misma, en ella estaban todas las respuestas. Acepto el sufrimiento, lo desafío sacando de él todo lo que podía hacerla crecer como ser humano, tan solo viviendo el aquí y el ahora.
Se propuso: vivir plenamente su vida, realizando aquellos deseos inconclusos que habían quedado formando un hueco a lo largo de los años y no partir sin antes ver a sus nietos ya crecidos.
Venció el desencanto, el hastío, el desgano de todo. Se replanteó a si misma como quería vivir, se encontró consigo misma y un listado, fruto de una reflexión que respondía a la pregunta ¿María que quieres hacer a partir de ahora? Las respuestas fueron cayendo como gotas hasta penetrar la dureza de su alma, construyendo un verdadero dialogo existencial.
Supero todo un sufrimiento que iba más allá de lo natural, de lo físico y que llegaba hasta la profundidad de su ser. Las respuestas herían y penetraban los límites de lo metafísico, llegando al fundamento que fundaba un nuevo estilo LA VIDA. VALE LA PENA. VALE PENAR PARA VIVIR. VALE EL ESFUERZO PARA DESCUBRIR EL SENTIDO DE LA VIDA.
Al desear vivir de otra forma, se olvido que le quedaban cuatro meses. A la mitad de sus realizaciones se dio cuenta que ya había vivido un año, pero no se quedo ahí, dio gracias y siguió arremetiendo. Se dio cuenta que era importante buscar continuamente las respuesta que daban origen al “¿para que vivo? ¿Cómo vivo? ¿Cómo quiero vivir?
Se dio cuenta que ante la búsqueda de respuesta tuvo que romper con todos los moldes del pasado tomando una postura dócil y abierta ante la vida. Sin darse cuenta descubrió a un Dios distinto, profundo que la conectaba con todo lo creado.
Su terapia o cura fue y es la búsqueda del verdadero sentido de la vida, de la razón por qué vivir.
Podemos decir a grandes rasgos que descubrió la LOGOTERAPIA.
Este termino viene de dos palabras griegas LOGOS: RAZON, SENTIDO, ESTUDIO, PALABRA, SER, ESPIRITU ETC. Y TERPIA: TRATAMIENTO.-
Este tratamiento en la búsqueda del sentido a la vida fue creado por un gran Psicólogo, VICTOR E FRANKL, que sobrevivió a los campos de concentración nazi.
Es el creador de la tercera escuela vienesa de psicología.
VICTOR E FRANKL