Lo mas popular, lo mas universal, es la figura de un ángel y una flecha, como si por arte de magia o sortilegio divino, uno queda antojadizamente enamorado por el aguijón de un ser espiritual, que enlaza o hiere a dos seres humanos por una mágica atracción.
“MIRA NO SE QUE ES LO QUE TIENE, PERO ME ENCANTA”
¿Pero cual es el origen de esta fuerza, esta atracción fatal?
Todo río nace de un hilo de agua cristalina, que se desprende en la inmensidad de una montaña, que al bajar adquiere tal caudal que arrasa todo, para luego perderse en el océano.
Así el amor nace de una forma primitiva, en la profunda y oscura necesidad de una compañía, es tan profunda como la naturaleza misma del hombre, que en su individualidad y en esa experiencia de ser uno, irónicamente desea estar en otro y ser dos en uno.
Pero este mundo relacional que teje a lo largo de su vida, no es una actividad a ciega, sino que va eligiendo con quien.
No es tan solo la necesidad existencial de saciar esta ansiedad que me produce la soledad, por más que lleve una vida asumida, la opción de vivir solo, pero siempre existe esa necesidad de relación.
Pero, esta necesidad y esta relación con un “con quien”, no es ciego, sino que particularmente atractivo.
Algo golpea a mis sentidos y percibe lo distinto que hay, de los otros individualmente únicos.
Algo encontró en el otro, “mira es mas pedante que bicicleta sin pedal, no se que le vio al tipo y esta loca”
Digamos que no vio, es elemental, digamos ¿que es lo que sintió?.
Aquí se juega un elemento primordial, el sentir.
Muchas veces sentimos esta expresión “mi amor, no se como explicarlo, pero en nosotros hay química”
Y en esta química primitiva de nuestra naturaleza, hay también un sentido primitivo que es la del olfato.
Si, nuestras hormonas tienen la función, de que en sus actividades de laboratorio, elaborar una aroma única, que nos caracteriza a cada uno de nosotros, y esta, habla de nuestra naturaleza e incide en la elección de amistades, con quien relacionarnos y también con quien aparearse para mejorar la especie.
Así la mujer es la que elije, al mejor macho de acuerdo a su naturaleza, a lo cual se sentirá atraída para procrear.
Pero estos olores aparentemente es reciproco, ya que de un grupo de mujeres con aromes parecida el varón buscara la mas apetecible para su sentidos.
Esta atracción primitiva, va acompañado de esteriotipo culturales, que muchas veces se frustra la elección, si el individuo al ser racional, se deja llevar por los cánones culturales, pero para el amor, como nace de un elemento primitivo, lo más importante es sentirlo.
“EL CORAZON TIENE RAZONES QUE LA RAZON NO COMPRENDE”
Es esa fuerza invisible y natural, sensible y animal la que nos mueve y seduce. El ser humano elige relacionarse por medio de olores, ya sea agradable o desagradable, seductor, indiferente, irritante.
Una ves en un programa hablaba de la costumbre de los perros de olerse la cola, “mi abuelo me decía que cuando dios repartió las colas a los perros, justo se encontraba un gato durmiendo en el montón de cola a repartir. Se produjo tal amontonamiento por parte de los perros, por perseguir al gato, que Dios se vio obligado a dar la cola desordenadamente al que venia primero, al tener cada uno colas diferentes, se olfatean las colas para encontrar a la suya”
Amen de esta anécdota, el perro por medio del olor descifra, el lugar geográfico, si hay antecedente de su especie o familia, si es un perro alfa etc. Bueno un montón de cosas mas que descubría en el olfato.
Aunque parece primitivo, la ciencia en esta época que nos toca vivir, hizo el gran descubrimiento en el ser humano, hasta cuando alguien se siente aterrorizado o con miedo o fobia por algo, este elabora un olor característico que induce el pánico o al temor en el otro.
Así también las personas positivas, que siempre están contentas, producen un olor que inducen al otro a estar en paz y sentir bienestar. “tu me haces sentir tan bien”
Cuantas veces nos gusto oler el olor de la prenda de nuestros padres. Me acuerdo mi hermano le encantaba oler la blusa de mi Madre, le resultaba agradable. No digo que mi madre tenía una baranda de aquellos, pero al margen es un aroma imperceptible, que no pasa por la irritabilidad que me puede producir un olor agresivo a mi olfato.
Cuantas veces abrasado al ser amado, uno hace una aspiración cerrando los ojos, como disfrutando plenamente el momento. Pensar que ese disfrute esta en una simple y profunda olfateada que realizo en la piel de mi ser amado. “que olorcito tienes mi amor”
Así es, hay olorcitos que te arrastran, bueno otros que matan, otros te inducen al asesinato, pero en la convivencia tenemos que aprender que hay olores para todos los gustos.