

Ya molesta como teniendo los colmillos llenos, se dio vuelta velozmente y nada.
“heeey cabezota por que no seguís tu mirada por el lomo de tu cuerpo, tarada”
Y al girarse, vio que al seguir su mirada por el lomo, con asombro que era su propia cola la que en forma irónica le hablaba.
Dime una cosa ¿Por qué vas siempre adelante?
La cabeza indignada, mascullando por dentro, esta es tarada o tiene pochocho en la cabeza, ante la pregunta tan estúpida.
Mira, ejemm… creo que si soy la cabeza, debería ir adelante, no en el medio ni atrás. No te das cuenta que tengo ojos, para ver a donde vamos, tengo mi nariz vio, no sabes para que, bueno para que renegar, con el sigo mi presa para cazarla y con mis dientes, “no me interesa si no sabe para que es” arremetió, es para morder, entendiste. Y ya que eres tan despierta, que tienes tú.
La cola medio irrita por la actitud altanera de la cabeza, le contesta, mira por si no te diste cuenta, gracias a mi es que avanzas hasta la presa y gracias a mi puedes cazar y para tu sapiencia te informo que gracias a mi sobrevivimos.
JAJAJAJAJAJAJ, mira vos, no sabia que vos comías, hasta donde yo se, YO SOY LA QUE CASO, YO LA QUE PARALISO A LA PRESA CON MI VENEO, YO SOY LA QUE COMO. TU TAN SOLO LARGAS LOS DESECHOS.
La cola, jajajajajajaj, mira voz, eso es que realmente crees, es que no te diste cuenta, Rápidamente la cola se enrosco en el tronco de un árbol y le dijo a la cabeza, “bueno ahora avanza, veee a atrapar a tu presa, vaya por ahí o por allá, atrape, atrape, el bosque es suyo”
La cabeza arremetió de un empujón hacia delante, pero le resulto imposible generar algún movimiento, lo intento varias veces con más fuerza aun quedando agotada.
Con tristeza, y humillada en su creencia que ella era la parte imprescindible, dijo “de acuerdo, tu ganas, ven conmigo por que te necesito entonces, tenemos que comer”
La cabeza seguía asombrada, nunca se había dado cuenta de ese detalle.
Como quien da una estocada, y preparándose para el golpe final, dijo la cola, “por que no me dejas a mi, ir adelante”
Con una cara disgustada pero como un excelente dramaturgo, sonrió y con mirada dulce asintió la propuesta...
Desde ahora la cola iba adelante y la cabeza arrastrada por el movimiento ciego y frenético iba detrás, hasta que pudo esta avistar a un conejo.
Gritándole a la cola, dijo, mira un conejo.
Adonde dijo la cola, a tu derecha por ahí, y la cola arremetió raudamente, y dijo por favor indícame bien. A tú derecha pero ten cuidado. Contesto la cabeza.
Siguió la cola corriendo y cuando menos se dio cuenta ya estaba al borde de un desfiladero de gran profundidad, cayendo la serpiente en el mismo, muriendo al instante.
Cuantas veces nos creemos importantes por que tenemos:
Determinadas características a la cual valoramos por sobre el respeto de la otra persona.
Un titulo universitario, en la que creemos, que el hecho de ser profesional ya soy superior al resto, los que no llegaron a ese gran logro.
Cuantas veces no pensamos que las diferencias me tiene que llevar a pensar que los criterios y valoraciones de los otros también son validos, aunque en mi existencia a mi no me ayuda a vivir, pero a los otros si.
Cuantas veces matamos al amor cuando no aceptamos, cuando nos encerramos en nosotros mismos.
En fin este cuestionario puede ser largísimo, pero lo importante, es que relean el cuento y saquen sus propias conclusiones
Como también, la práctica religiosa del examen de conciencia diaria, en la que se dedicaba una hora para meditar, el obrar diario y el escribir nuevos propósitos en un cuaderno personal, para superar los yerros morales.
En el siglo XX con la Psicología profunda o psicoanálisis: la cura de todo tormento mental y del alma, esta relacionada con el pasado. Este pasado tortuoso quedo olvidado en las profundidades del ser y había que sacarlo a la luz del mundo presente. Este daba fundamento a los temores y comportamientos incomprendidos del ser humano.
Luego con la Psicología de la Gestalt, se analiza que el problema no está en el pasado del ser humano y en muchas ocasiones no esta en él, sino en la relación que él tiene con las estructuras o fuerzas psicológicas que entran en discordia con las estructuras personales. Así uno puede tener conflictos, que no podemos superar, que nos desequilibran como ser: La familia, la sociedad, el poder político, las amistades, el colegio. Dentro de la familia, puede que en la relación con la madre o con el padre, o la relación de los hermanos con la madre etc. podrían generar conflictos.
Pero siempre la relación personal esta volcada hacia fuera. En cambio el conocerse asimismo, este legado de Sócrates quedo reflejado en Oriente.
A muchos desde temprana edad, se nos inculca un camino de felicidad, como que para llegar a ser feliz hay que hacer ciertas cosas y no otras. O Ser otras o como otras personas y obrar como ellas obran.
Menganito, fulanito, buda, Jesús, cada uno fueron en si mismos buscadores de la verdad. Ellos hicieron lo que en su interior escuchaban, esa voz interior, les decía que era lo correcto o que no lo era.
Hay una voz interior en ti, que te marca el camino y cuando la sigues te encontraras a ti mismo, rodeado de una paz interior y un regocijo único.
El camino esta en ti, deja de distraerte de la voces pasajeras que te lleva a dividirte a ser otro. Lo único que hay que evitar es aquello que te separa de ti mismo.
Nunca aceptes ningún criterio que te haga sentir desdichado. Nunca aceptes nada que intente imponerte algo en contra de tu naturaleza.
Hay personas que disfrutan de su desdicha, exagerando la misma, buscan la compasión ajena, sitiándose aceptadas cuando las personas que les rodean responden a sus requerimientos. Pero cuando esto no ocurre, muda sus desdichas, por otras nuevas y en la historia personal las acumula, cuando logra atraer a más personas, entran en una aparente tranquilidad.
Estas personas viven buscando afuera, lo que en realidad lo tienen que hacer hacia adentro, pero se han perdido así mismas, han perdido el camino que los lleve a la propia naturaleza y ser de la vida, al Yo Soy.
Al día siguiente, el hombre volvió e hizo lo mismo, pero esta vez se puso una camisa. “¿Por qué llevas eso?”, pregunto el príncipe “Se puede llevar camisa y seguir siendo un pavo”, explico el hombre. Así que el príncipe también se puso una camisa.
Al día siguiente el hombre se puso sus pantalones. Misma pregunta, misma explicación, mismo resultado. Y así sucesivamente con toda la ropa, hasta que el príncipe, siguiendo el ejemplo del hombre, salio de debajo de la mesa y se incorporo. Después de una semana, los dos estaban completamente vestido, sentados a la mesa y cenando con el rey.
“NUESTRA TAREA DEBE SER LIBERARNOS A NOSOTROS MISMOS, AMPLIANDO NUESTRO CIRCULO DE COMPASION PARA ABRAZAR EN EL A TODAS LAS CRIATURAS VIVIENTES Y LA TOTALIDAD DE LA NATURALEZA Y SU HERMOSURA” ALBERT EINSTEIN.
Cuando conocemos a alguien que esta pasando por un conflicto parecido, nos descubrimos a nosotros mismos e insólitamente nos volvemos receptivos del problema del prójimo, nos estamos com-padeciendo.
En el dialogo con el, volvemos a descubrir una luz nueva de nuestras cicatrices, comprendiendo mas profundamente el sufrimiento ocasionado, pudiendo ser compasivo con este. En esta actitud humana es donde encontramos los instrumentos para ayudar a las personas a superar sus sufrimientos.
Siempre en el contacto amable y cariñoso, la palabra simpática y comprensiva, el calor de la empatía, dicen a una persona que la lucha es necesaria y hay que resistir porque uno no esta solo.
Cuando Gautama Buda ingreso en la iluminación, empezó a realizar peregrinación hasta el convento que estaba en el Himalaya, e iban con él sus discípulos unos mas fieles que otros. En la comitiva había uno que dudaba de su madurez espiritual y el dominio de sí mismo. A medida que iba parando en los poblados, este se encargaba de prepararle momentos de bochorno, contratando mujeres, organizando personas que le creaban problemas, haciéndole faltar la comida, boicoteando el descanso.
Después de haber caminado 30 días, llegaron al convento. El discípulo extrañando que todo hubiera pasado como si nada, esperando que Buda lo llamara o le hiciera una observación. Al no ocurrir lo pensado, este lo increpo diciendo, ¿maestro no piensa decirme nada?
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